Unas de las preguntas más frecuentes que nuevos pacientes tienen al venir a su primera cita son “¿Que es lo que está buscando? ¿Cómo puedo saber si tengo venas varicosas?” Ultrasonidos son excelentes para diagnosticar várices y es utilizado en el transcurso del plan de tratamiento. Los pacientes pueden esperar tener un ultrasonido en cada una de las visitas que tengan en nuestro centro.

Cuando el examen comienza, el sonógrafo ajusta la camilla, a lo que se refiere a una posición Trendelenburg reversa, esto consiste en que el pie de la camilla este más bajo que la cabecera. Simulando estar parado, lo que incrementa la presión venosa en las piernas y los patrones del flujo sanguíneo pueden ser evaluados con mayor precisión que al estar acostado horizontal en la camilla, lo que crea una presión hidrostática de un 0% y los patrones de flujo sanguíneo son minimizados. El paciente estará parado por una porción del ultrasonido, cuando la parte posterior de las piernas es evaluada.

El sonógrafo evalúa todas las venas internas y superficiales en las piernas. Chequeamos coágulos sanguinos internos y superficiales. Evaluamos todas las venas de comienzo a término, así como el flujo para ver si existe reflujo. Reflujo en las piernas es cuando la sangre va en una dirección incorrecta (hacia los pies) siendo que debería ir hacia el corazón. El corazón bombea la sangre por las arterias hacia las extremidades y las venas traen de vuelta la sangre al corazón. La cantidad de sangre que retorna al corazón varia a cada momento y es producido por medio del respiro. Cuando la presión abdominal incrementa, por ejemplo, respirar profundo, el diafragma presiona el sistema inferior venoso, decreciendo el flujo, solo por un momento y cuando expira se libera la presión producida en el sistema venoso inferior y la sangre rápidamente viaja de vuelta al corazón. Esto se produce una y otra vez.

Hay válvulas a lo largo de las venas y cuando la presión incrementa, estas válvulas impiden que la sangre se devuelva a los pies. Cuando se encuentra el Síndrome de Insuficiencia Venosa Crónica, las válvulas han dejado de trabajar, y cada vez que la presión abdominal incrementa, las válvulas no contienen la sangre donde está, lo que produce que baje hacia los pies. Este fenómeno se puede visualizar por ultrasonido, usando un Doppler, que muestra la dirección donde fluye la sangre. El sonógrafo hace que el paciente produzca el movimiento Valsalva (ejercer presión) reiteradamente en el transcurso del procedimiento. De esta manera es diagnosticada la enfermedad venosa.

Después del procedimiento, una semana más o menos, tomamos otro ultrasonido, para chequear que la vana haya cerrado y para estar seguros de que no haya complicaciones o coágulos de sangre. Luego de unos cuantos meses el cuerpo habrá absorbido la vena y no se verá más por ultrasonido.

El Ultrasonido es una modalidad muy útil en el diagnóstico de Várices y ha revolucionado el tratamiento y manejo del Síndrome de Insuficiencia Venosa.